La localidad de Porto Moniz, situada al noroeste de Madeira en un entorno único de mar y montaña, es una de las zonas más hermosas y antiguas de la isla. Caracterizado por su enorme belleza, es el lugar perfecto para inmortalizar el viaje con unas fotografías a la caída del sol o junto a la inmensa riqueza patrimonial que esconde este pequeño rincón de la isla.
Patrimonio Natural de Porto Moniz
- Piscinas naturales: una obra de arte esculpida en roca
Las piscinas naturales de Porto Moniz, declaradas patrimonio de la humanidad, son una de las paradas obligatorias para cualquier persona que visita la isla. Las erosiones de lava volcánica sobre las cristalinas aguas del Atlántico a lo largo de cientos de años dieron origen al que se ha convertido en el mejor entorno de piscinas volcánicas y naturales del mundo. El lugar cuenta con 3800 de instalaciones perfectamente acondicionadas, con vestuarios y pasarela para facilitar el acceso… ¡e incluso con una piscina infantil para los más pequeños de la casa! Una buena opción para darse un baño disfrutando de un lugar idílico, con el Atlántico y el islote Ilhéu Mole con su pequeño faro de fondo.
- Un bosque Patrimonio de la Humanidad
El Bosque de Laurisilva es uno de los ecosistemas con nombre propio dentro del archipiélago madeirense. Este bosque subtropical, que forma parte del Parque Natural de Madeira, fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO en el año 1999. Su enorme extensión se amplía hasta otros archipiélagos como Azores, Canarias o Cabo Verde, pero es en Madeira donde se encuentra la zona más consolidada y donde la naturaleza emerge y brilla con todo su esplendor. Para conocer esta auténtica maravilla natural, no hay nada mejor que perderse en una ruta con la que interactuar de forma directa con la fauna y la flora de la zona: ¡una experiencia inolvidable!
Patrimonio arquitectónico de Porto Moniz
- Fuerte de São João Baptista
La fortaleza de São João Baptista está situada en la villa de Porto Moniz. Lugar de entrada y defensa natural de la isla, la fortaleza ha sido protagonista de numerosos ataques piratas a lo largo de los siglos. Con el desarrollo de otras ciudades y accesos, el puerto fue perdiendo protagonismo hasta ser finalmente abandonado, pero tras su restauración a finales del siglo XX, alberga una de las visitas más recomendables del archipiélago, especialmente para los que viajan con niños: el acuario de Madeira.
- Ponte da Ribeira da Janela
Este espectacular puente de 1891, que originalmente fue una construcción metálica, se reformó en piedra en el año 1956 sobre la Ribeira de Janela. Desde entonces se ha convertido en unas de las pasarelas más bellas de Madeira, y un buen lugar desde el que inmortalizar el viaje.
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