Madeira celebra durante quince días, entre los domingos 26 de agosto y 9 de septiembre, su Fiesta del Vino con un completo programa de actividades que incluyen actuaciones folclóricas, conciertos, representaciones teatrales, exhibiciones de artesanía y, por supuesto, la exposición y degustación de sus afamados vinos.
La Fiesta arrancará el proximo domingo con la XV Semana Europea del Folclore, que reunirá hasta el miércoles 29 en el Auditorio del Jardín Municipal de Funchal a agrupaciones folclóricas regionales, nacionales y extranjeras .
Espacios expositivos
Será ya el jueves por la tarde, a las seis, cuando tenga lugar la apertura del espacio de comidas y ocio Madeira Wine Lounge en la Praça do Povo, que permanecerá activo todas la tardes hasta el 7 de septiembre. Otra gran área expositiva se ubicará en la plaza central de la Avenida Arriaga. Todos los días, entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre y de once de la mañana a ocho de la tarde, permanecerán abiertos en esta zona los pabellones de artesanía regional y del vino de Madeira. Estarán centrados en la exposición y venta de productos, así como a la realización de catas. Paralelamente- entre las dos de la tarde y las diez de la noche, se desarrollará un Mercadito de Vino a cargo de los productores de Madeira.
Completa programación
La Fiesta del Vino comprende un completo programa de actividades, entre las que se incluyen actuaciones folclóricas, conciertos, representaciones teatrales o cenas temáticas regadas con vinos de Madeira. Uno de los platos fuertes del programa son la vendimia, el desfile y la pisa de uva que se realizarán el sábado día 8 en el Estreito de Câmara de Lobos.
La técnica del ‘estufagem’
Los vinos de Madeira, al igual que los de Porto, suelen tomarse como aperitivo o acompañando a postres. La tradición vinícola del archipiélago se remonta al siglo XV y su característica diferencial es la utilización de la técnica del ‘estufagem’ o calentamiento. La práctica moderna implica fermentar el vino en cubas de acero inoxidable que se calientan con agua y mantienen el vino a una temperatura de entre 50 y 55 grados durante tres meses como mínimo. La manera tradicional, por su parte, supone colocar las barricas de madera sobre vigas de madera (‘canteiros’) para aislarlas del suelo y mantenerlas a una temperatura estable de 20 grados. El proceso se larga entonces hasta los cinco años, lo que explica las grandes diferencias de precio entre unas marcas y otras.